En un país donde la diversidad cultural es un tesoro inestimable, el 50° Festival Folclórico Colombiano en Ibagué se erige como un faro de identidad y orgullo.
Este año, bajo la dirección magistral de la alcaldesa Johana Aranda, la ciudad conocida como la «Capital Musical de Colombia» ha demostrado que no solo lleva la música en su nombre, sino en el corazón de cada uno de sus habitantes y visitantes. La puntualidad, el orden, la seguridad y la cultura ciudadana fueron los pilares sobre los que se construyó un evento memorable.
Desde el primer día, el festival se desplegó como un tapiz multicolor, una verdadera sinfonía de sonidos, sabores y danzas que atrajo a más de 500 mil turistas a nuestra ciudad. Como una partitura que se ejecuta con precisión y pasión, cada detalle fue meticulosamente orquestado para ofrecer una experiencia inolvidable. La acertada decisión de realizar las tradicionales muestras gastronómicas en el céntrico parque Murillo Toro permitió no solo una mayor accesibilidad, sino también un incremento significativo en las ventas de los comerciantes locales.
Un gran ejemplo de lo anterior, fue la cuarta edición del Día de la Achira Tolimense, instituido por la ordenanza 002 del 2021 de mi autoría, el cual fue un éxito rotundo. Las ventas superaron los 68 millones 610 mil pesos, un incremento del 73,1% respecto al año anterior. Este manjar tolimense no solo deleitó paladares, sino que también se convirtió en símbolo de progreso y resiliencia económica. La achira no solo alegra el momento, sino que deja un regusto de satisfacción y esperanza para el futuro.
La ocupación hotelera alcanzó un impresionante 95%, un claro indicativo del atractivo irresistible del festival. Más de 6400 artistas de la región y cerca de 200 artistas de delegaciones internacionales dieron vida a un espectáculo que resonó más allá de nuestras fronteras. Seis países invitados trajeron consigo una brisa fresca de diversidad cultural, enriqueciendo el evento con sus propias tradiciones y ritmos. En la feria agropecuaria e industrial bovina grado A, se generaron más de 417 empleos directos y más del 90% de los emprendedores lograron vender todos sus productos, confirmando que el festival no solo celebra la cultura sino también fomenta el desarrollo económico.
La seguridad, a menudo un desafío en eventos de tal magnitud, fue gestionada con mano firme y estratégica. No se registraron homicidios asociados a las festividades, y se observó una significativa reducción en el hurto a personas (-44%), hurto a viviendas (-67%) y hurto de motocicletas (-13%). La ciudad, con su vibrante energía, se convirtió en un oasis de paz y alegría, un reflejo de la gestión eficiente y comprometida de nuestra alcaldesa.
Johana Aranda ha demostrado ser una líder visionaria, capaz de transformar desafíos en oportunidades. Su enfoque en la cultura ciudadana y la seguridad ha creado un entorno donde la creatividad y la convivencia florecen. Como una hábil directora de orquesta, ha logrado armonizar los diversos elementos que componen este grandioso festival, dirigiendo cada sección con maestría y sensibilidad.
Ibagué, durante estos días de celebración, no solo fue la capital del folclor colombiano, sino también un ejemplo de lo que se puede lograr con liderazgo y dedicación. El festival no solo ofreció entretenimiento y cultura; también renovó el espíritu comunitario y la confianza en el potencial de nuestra ciudad. Los habitantes y visitantes se convirtieron en partícipes de una experiencia que trascendió lo meramente festivo, conectándolos profundamente con sus raíces y su identidad.
En conclusión, el 50° Festival Folclórico Colombiano en Ibagué no solo fue un éxito, sino una reafirmación de nuestra capacidad para celebrar, innovar y prosperar. Bajo la guía de Johana Aranda, Ibagué se ha consolidado como el corazón palpitante del folclor nacional, una ciudad donde cada nota, cada paso de baile y cada sonrisa se convierten en un eco de esperanza y orgullo. Que este festival sea solo el preludio de muchos más, donde la cultura y la comunidad se entrelacen en un abrazo eterno.